Oculto en una pequeña aldea de Victoria en Marysville, sudeste de Australia, se encuentra un mundo mágico donde el escultor Bruno Torfs combina la belleza de su arte con la belleza de la naturaleza que lo rodea. Nacido en Sudamérica, a los 15 años su familia emigra a Europa en busca de nuevas oportunidades. Sus continuos viajes, a veces solo y a veces con su mujer Marleen, van formando la personalidad del artista, que va reflejando en forma de cuadros y esculturas. Después de varios años de vivir así, Bruno y su familia deciden irse a Australia para crear un jardín con sus esculturas que sea a la vez una atracción permanente. Tras encontrar el sitio ideal en la pequeña aldea, en cinco meses consigue abrir el parque al público. Bruno comenzó con apenas 15 esculturas y continúa añadiendo algunas cada cierto tiempo. Se ha quedado a vivir allí con su familia en ese espacio de selva tropical que él compró para poder vivir también con sus obras.
Por desgracia, el 7 de febrero de 2009 un incendio forestal arrasó el municipio, diezmando todo a su paso, y sin piedad se cobró la vida de muchos de sus amigos y vecinos. Bruno fue muy afortunado por sobrevivir y el resto de su familia también. La casa de Bruno y la galería de arte fueron completamente destruidas en el incendio.
Bruno, animado por la pasión de compartir su amor por el arte y la historia de la vida con el mundo, decidió quedarse en Marysville para reconstruir su casa y restaurar los jardines
Podemos estar seguros de que el dañino incendio está lejos de ser el final de nada, es sólo el comienzo de algo aún más especial.
Una maravilla de trabajo. Arte en estado puro.
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Un deleite para los sentidos.
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